Día contra la violencia de "género"
El pasado jueves se conmemoraba el día contra la mal llamada violencia de género. Como siempre, miles de personas se echaban a la calle para mostrar su rechazo contra esta repugnante moda. Desde mi blog también expreso mi negativa a esta conducta y recalco que también existen muchos hombres que diariamente son crucificados por sus parejas.

Breve relato que he encontrado por Internet indagando un poco:

Cuando le conocí toda mi vida empezó a girar entorno a él. Cada segundo que pasaba me iba enamorando más y más, no podía hacer nada por evitarlo había caído rendida a sus pies. Él tenía algo que el resto ni imaginaba, para su edad aparentaba una madurez sobresaliente, su físico le acompañaba y su mirada podía deshacer el hielo.

Comenzamos una bonita amistad que ocasionalmente aumentaba de dimensión con algún esporádico beso. Yo me había empeñado en que sólo fuera para mí y ese fue el problema. Hay que tener cuidado con lo que quieres porque puedes conseguirlo.

Después de dos años de una amistad con altibajos, pasamos un verano inolvidable. No pisé ni un solo día más que la playa de su habitación. Las conversaciones de hasta 4 horas cada noche por teléfono eran habituales. Los besos, las caricias, las miradas, los abrazos que me regaló ese verano me hicieron perder el sentido de todo lo que hasta ese momento había sido mi vida, si, muy corta, pero mi vida. En aquel verano fue cuando pude ver que era algo posesivo y que tenía que dar explicaciones de todo, no obstante, jamás me importó por que creía insulsamente que era síntoma inequívoco de que me quería y que solo me quería para él.

Tras ese verano él trató de cortar la relación que teníamos que realmente nunca estuvo definida como tal hasta ese momento. Yo era su chica, pero no era su novia. Simplemente no podía ser de nadie más aunque tampoco quería serlo. Tras una larga conversación plagada de frías lágrimas en la que pensé que jamás volvería a sonreír tanto como esos tres meses de verano decidió darme la oportunidad de estar a su lado. De comenzar una relación formal, en otras palabras, de ser su novia.

Ironías de la vida, él me dio la oportunidad a mi…y yo me metí en la boca del lobo. Cada día le quería más, cada día los minutos pasaban más rápido cuando estábamos juntos. Odiaba el reloj que me hacía separarme de él. Odiaba todo lo que pudiera separarnos y por eso precisamente comencé a quedarme sola a mí alrededor. Nadie aprobaba que yo estuviera con él, ni mis amistades, ni mi familia, ni tan siquiera los profesores que llevaban toda la vida dándome clase. Todos trataron de advertirme y yo no quise escuchar a nadie.

Los cinco primeros meses fueron los únicos que crearon momentos maravillosos alternados con grandes peleas siempre provocadas por celos de su parte. Yo no podía entender nada, ¿Cómo podía sentir celos de que me miraran? ¡Yo no miraba a nadie! ¡Yo solo le veía a él!. Por esos malditos celos, cambié mi forma de vestir, procurando ir siempre con ropa holgada, procuraba no aparentar ser una mujer precisamente por que eso podía ser motivo de una discusión y yo nunca tenía ganas de discutir. El problema era que siempre había otra pega. Cuando no me requisaba el móvil para borrar teléfonos de amistades, entraba en mi correo electrónico y hacía lo mismo. No podía hablar con nadie del sexo opuesto y a veces hasta del mío propio por que podían ser influencias negativas para mi.

Llegó a convencerme de que la ropa interior de mujer estaba diseñada para el deleite de un hombre y no como prenda indispensable e higiénica. Llegué a ir sin sujetador por la calle por que esa prenda sólo levantaba lo que nadie más que él podía mirar.

Me acostumbré a esa vida, pero siempre hacía cualquier mínima cosa mal. Me consideraba a mí misma poca cosa para él, siempre cometiendo errores…

Al cabo de un año y medio no quedaba nada en mí de lo que había sido. No sonreía, no comía por que mi cuerpo era “deforme” bajo su opinión, sólo lloraba diariamente por que quería acabar con todo aquello y era incapaz de hacerlo ¿Qué iba a hacer sin él? Se había convertido en el centro de todo, yo no sabía que hacer si no me lo decía él.

Él era un gran aficionado a toda la parafernalia de Internet, conocía a muchas chicas y tonteaba con todas ellas pero siempre eran cosas mías…yo estaba “Loca”. Y si, realmente, me volví loca, los celos me comían por dentro cada vez que veía desde mi ordenador cosas que él había escrito a otras. Llegué a inventarme una “personalidad” por Internet sólo por asegurarme de que no eran cosas mías. Compré una tarjeta telefónica y una amiga hablaba con él como si fuera cualquier otra chica. No solo pretendía algo más con esa “chica imaginaria” sino que descubrí que tenía una relación paralela con una chica de otra comunidad de España y para mi sorpresa también descubrí que en esa misma comunidad a la que él había viajado de vacaciones había otra chica más.

Cuando volvió de su viaje y sabiendo a ciencia cierta que me había engañado con otra, comenzó el verdadero infierno, las peleas en mayúsculas. Ya no eran los celos, yo ya le daba igual, era otro algo que jamás supe que era. No quería que yo dejara de ser suya, pero a la vez, el quería tener a otras, supongo que fue eso. Que después de tantos años como pareja o como amigos yo no podía irme así como así. Llegó a escupirme, arrastrarme del pelo, apretarme la cabeza como si fuera una nuez, marcarme los brazos de lo fuerte que me sujetaba mientras me gritaba, pero jamás me pegó un puñetazo, por tanto nunca lo consideró pegarme. Nunca lo reconoció, ni siquiera a mí, yo seguía estando loca…

En una ocasión, estando frente a una amiga común, le provoqué, sabiendo que no me haría nada delante de ella. Qué gran error cometí, cómo le subestimé. Me agarró del cuello y me estrelló contra una pared sin dejar de soltarme y yo sólo pensaba “Aquí no, por favor, aquí lo están viendo…”. Aún me sorprendo a día de hoy cuando recuerdo que le daba más importancia a que lo vieran que al hecho de que me estuviera agrediendo. No era yo, simplemente no era una persona, era un trapo en sus manos.

No recuerdo exactamente el día que todo terminó, por que a pesar de que le había dejado, después había tratado de volver con él. ¿Por qué? Al principio solo quería vengarme, o eso pensaba yo, pero únicamente la razón era que no sabía vivir sin él a pesar de todo.

¿Se me ha olvidado? No, jamás lo olvidaré. Él como persona esta enterrado para mí, pero lo que me hizo vivir lo recuerdo diariamente, y es precisamente ese recuerdo y el tratamiento que tuve que llevar a base de pastillas el que me ha hecho fuerte, el que ha creado una coraza de hierro a mí alrededor. Actualmente tengo pareja cosa que pensé que no volvería a tener, y gracias a esa pareja sonrío diariamente al pensar que estuve 4 años muerta pero que ahora estoy viviendo lo actual y lo que me perdí por aquel que me destrozó la adolescencia.
Category:

1 COMENTARIOS:

Unknown dijo...

:) contra la violencia :)

mañana nos vemos en clase.

Publicar un comentario