Delirios 5º Parte
Terminaba de desenredarse el pelo con el cepillo ya carcomido por el tiempo, con la esperanza de que todos sus problemas fuesen algo tan simple como desenredarse el pelo. Era caracteristico suyo, cada vez que estaba nerviosa se mordía sutilmente el labio inferior como si de una gominula dulce se tratase o se acariciaba con suavidad el pelo, tanto que en ocasiones al darse cuenta de lo que hacía veía su mano llena de cabellos que sin conocimiento alguno se quitaba.

Se miraba al espejo y cristales líquidos caían de sus ojos, a pesar de lo poco atractivo que resulta ver llorar a alguien, cuando ella lo hacía era diferente, la embellecían mas si cabía. Sus ojos se tornaban de un azul mas impetuoso, transformando sus ojos en palabras que gritaban pidiendo que alguien las entendiera.

Cada día era mas dificil soportarse a si misma, vivía en una continua guerra civil, su razonamiento VS su corazón. Gritaba mudamente, clamando una palabra de aliento, las unicas respuestas que encontraban eran silencios que rebotaban en las paredes y tan dolorosos como la peor de las torturas. Había transformado su vida tanto que deseaba no mirar atrás para no sentir dolor por lo que un día fue y nunca volverá a ser.

El pasado era su presente, se reflejaba en ella, la hacía montar en cólera que alguien la dijero lo preciosa que era y lo feliz que se veía siempre con su sonrisa nueva para recibir con todos los honores a cualquiera que se cruzase en su camino. Estaba cansada de que nadie viera lo que escondía pero realmente la culpa era suya, guardaba con tanto recelo lo que de veras sentía que resultaba un imposible definirla con exactitud.

En el otro extremo de la cuerda estaba él, tan suyo propio que cada día le sentía mas lejos. Él era todo, y a la vez era nada Él la había dado la vida en el sentido mas poco literal que pueda existir. Rusaltaba francamente sencillo pasarse horas hablando de él. Fuerte, vigoroso, con un don especial para embaucar todo lo que miraba.ÉL era puro entusiasmo, puras ganas de superación, la estrella que todo ser desea para adornar su infierno, la gota de agua en medio de un desierto, él, el único rastro de vida en el angosoto valle por el que ya no ella, sino cualquier ser transita.

Su mirada del color del chocolate mentolado, era capaz de hacer arder el hielo. Su olor púlcro y despejado, tan varonil que asustaba creer que realmente existiera. Aquellos labios no eran terrenales, te llamaban sin tú poder detenerte, eran el camino hacia el puro fuego. Su cuerpo irremediablemente te hacían caer en el mas inmenso cúmulo de pasiónes, pura lujuria, pecado. Entre sus brazos no existían pensamientos, podías perderte entre su masa muscular sin dar explicaciones por que entre ellos nadie era persona.

Ella hablaba de él en pasado; estaba segura de haberle conocido en otra vida, y aguardaba impaciente el momento de volver a verle. No le conocía, nisiquiera sabía su nombre, simplemente sabía que con verle le reconocería al instante. Tenía tanto que darle que no abarcaba en sí tanto para guardar.

Algún día le conocería.
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