Al baño María

He de confesar que antes de entrar a ver Avatar tenía ciertas dudas; Titanic es del mismo director, que para muchos (me incluyo) es un filme de impecable manufactura y por consiguiente mi predilección cinematográfica, no obstante, no comulgo con las películas de ciencia ficción llenas de maquinitas y movientos mareantes.

No obstante a lo anterior, James Cameron demuestra que sabe cómo utilizar cientos de millones de dólares de presupuesto y en esta última cinta los hace lucir espectacularmente. De hecho les digo sin rango de error: nunca han visto nada como Avatar. La experiencia 3D no la he podido disfrutar pero estoy segura de que en esta cinta no tiene precedente; técnicamente, es sobresaliente y eso tendrá sus dividendos obvios en la próxima entrega de la Academia.

Ahora, en cuanto al argumento, no, no es innovador pese a lo que el mismo Cameron pueda decir. (De hecho hay que señalar que la cinta ya tiene pendientes dos demandas por plagio). La han calificado como "El Pocahontas moderno". Se trata una vez más de la historia del guerrero que, por circunstancias ajenas a su destino, se enrola en las filas enemigas, sólo para comprender que ha estado luchando del lado equivocado. No obstante, el guión cumple y va más allá de entretener, manteniendo al espectador hipnotizado durante tres horas (con intermedio para un bendito cigarro).

En Avatar, ubicada en el año 2154, los Estados Unidos han descubierto una luna llamada Pandora, rica en un recurso que los hombres consideran extremadamente valioso, lo que es excusa suficiente para literalmente invadirlo y tomarlo con poco o ningún respeto por lo que allí habita. Cualquier parecido con la realidad no es mera coincidencia (adoro meter frases con doble sentido, soy así.)

La luna está habitada, además de una flora y fauna exuberantes en formas y colores, por tribus Na’vi, una raza muy alta y de piel azul. Para obtener información sobre ellos, los científicos desarrollan con ADN alienígena y humano, avatares, seres con aspecto de Na´vi pero que son controlados vía remota por humanos altamente entrenados para ello. (Algo que me ha recordado a Minority Report.)

El protagonista, un ex marine parapléjico es uno de los controladores de estos Avatares y tiene la misión de involucrarse con la tribu que habita el más grande yacimiento del recurso millonario. El desenlace es obvio, una batalla se avecina.

Técnicamente, la cinta es soberbia visualmente, realizada de forma convincente con una nueva generación en toneladas de efectos especiales. De hecho y voy a decirlo sin ambages, es la primer película que sin verla en 3D siento que debe verse en 3D y que por primera vez me hace pensar si éste es el futuro del cine. Ése es el nivel técnico de lo que ha logrado James Cameron, megalómano acostumbrado a innovar estos renglones como lo vimos hacerlo en Terminator 2 y Titanic.

No tengo la menor duda de la buena cosecha de premios que la cinta obtendrá, y por semejante experiencia visual y auditiva (la música es magistral), merece hacerlo. Quizás mi única objeción al contrario que en Titanic, es que el buen James ha sido blando para el desenlace, cuando la vida real, casi siempre, es mucho más dura. Ya ven ustedes reparaba en verla por miedo a llorar teniendo en cuenta el curriculum de Titanic y salgo pensando "¡vaya! que blando el final."