The war of the beach (La guerra de la playa)
Desde los años 50 y 60, en pleno mandato del de Ferrol y habiendo dejado atras tanto lo sucedido entre 1936 y 1939 como la autarquía, España comenzó a lucrarse a todo dar con el maravilloso invento del Turismo. Tanto es así que, actualmente España es el 2º país que mas turistas extranjeros recibe por detrás de Francia. Datos aparte, les contaré un bonito día de playa español.

El domingo pasado mi hermana y mi cuñado me llevaron a una preciosa playa de Cantabria, la de Oyambre, cierto es que me fascinó el paraje, soy una amante confesa de los cantos de río y resultaba imposible dar 2 pasos sin pisar alguno. Las imágenes de la playa bien podrían pasar por ser de Cancún o Punta Cana. Me encontraba en un estado de catatonismo cuando algo me trajo de vuelta al mundo real de manera mas bien brusca; la gente.

Empezando por mis propios acompañantes y siguiendo por los ocupantes de la playa todos iban a la playa como a la mismísima Guerra Mundial. Pude ver una especia de construcción de plástico quita-vientos que bien podía ser del tamaño de mi habitación y mi salón juntos. Me sentí algo ridícula en ese momento al pensar que yo iba a la playa siempre, con una sola bolsa de tela, dentro de la cual únicamente llevaba mi toalla azul celeste del F.C.barcelona, mi bikini de repuesto, un neceser con peine y cepillo y ya, fin de la historia. Por no llevar no llevaba ni crema ya que me había dado un 35 de la marca ISDIN en casa resistente al agua (por los cojones ya que acabé cojiendo cangrejitis a las 5 horas). La cuestión es que me sentía un poco deshubicada.

Ya instalado el campamento, literalmente hablando, con su endeble sombrilla, mi cuñado sentado en la silla plegable Diario Montañés en mano y mi hermana barnizada por 700 cremas diferentes me enfundé el XLSemanal en busca del artículo de Arturo Pérez-Reverte. Casualidades de la vida Reverte escribía sobre las distintas y peculiares reacciones de la gente ante un elegante señor con americana y sombrero (él mismo, naturalmente). La gente se alarma ante una americana en Agosto pero en cambio se muestran indiferentes ante la idea de una familia en la playa con todas sus consecuencias. Alucinante.

Mientras seguía navegando entre los artículos del XLSemanal, no miento si digo que vi volar tres sombrillas, incluso la nuestra estuvo a punto de hacerlo en dos ocasiones. Era el momento de dar un paseo por los 1800 metros de playa de arena blanca/dorada. Fué en ese momento cuando caí en la cuenta del por que de la tremenda desmesura de la gente en la playa. El unico servicio de la playa era una mísera papelera y además estaba bien escondida, ¿Cómo no va a ir la gente a la playa como a la guerra si la playa solo tiene un servicio al público? Me prometí en ese momento buscar información sobre la playa al volver a casa y así lo hice, ciertamente Internet no mentía el único servicio de la paya eran papeleras, y tenían los santos cojones de ponerlo en plural. ¡JA!

Como era de esperar durante el paseo vi cientos de pequeños campamentos de guerra, me llamó especialmente la atención uno que paso a describir. Matrimonio sin hijos pero con arma de destrucción masiva en su poder, me explico, les cubria una especie de bola cortada a la mitad de base sólida que les daba una buena sombra, pero también un buen dolor de cabeza, ya que hay que tener un par de narices bien puestas para poner semejante armatoste a favor del viento, vi como salía volando y vi como salieron corriendo tras él.

Al regresar al campamento recibí otra bofetada de la sociedad, en portada del Diario Montañes descubrí la noticia que me habían romoreado el día anterior: Costas iba a demoler el chiringo del puntal y no solo eso si no que iban a demoler con él, el pantalán de acceso a la playa. Si no hay pantalán, no hay Pedreñeras, y si no hay Pedreñeras no hay ocupantes en playa en resultado adiós a la única playa decente de toda Cantabria en la que no tienes que estar pendiente de que la sombrilla del vecino se te meta por el culo ni del niño que no deja de joder con la pelota. Todo ello como era de esperar en beneficio de los terroristas que fondean sus yates a dos puñeteros metros de la orilla dejando el ancla jodidamente bien colocado para que tu y yo nos cortemos un pie.

¿La razón? A Costas (me refiero a la Ley de Costas, no a Costas de manera personificada) se le había plantado de las narices tirar el chiringo y el pantalán por no cumplir la normativa. ¿Pero que puñetero daño hace un servicio, caro de narices, alejado de todo loco playero y acechado continuamente por los terroristas de los yates? ¿A quien tengo que dar la mano por tal sabia decisión mientras en la puñetera playa de los Peligros de Santander hay un monstruo de cemento llamado la Horadada y pocos metros mas allá un familiar de Botín le ha comido terreno a la playa para montar su choza?

Ante tanta debacle una no sabe que responder por ello, la respuesta a estos intrusus aburridos que no tienen edificios de 8.000 plantas que tirar en la Costa del Sol no la voy a dar yo, dejo como cierre un video que refleja lo que pienso en un resumen de dos palabras.

4 COMENTARIOS:

Anónimo dijo...

Qué bueno María, mira que ya pueden estar leyéndonos en las chimbambas que cuando alguien nos escucha sabe que somos cántabros, que desparpajo tienes niñuca.

Lo del puntal lo veíamos venir hace ya rato, o sea que no creo que te haya cogido de susto, estamos viviendo tal esquizofrénico ataque de falta de lógica que al final nos acostumbraremos a tener que pagar por ver la playa de lejos si es que podemos ver algo entre esos yates de los que hablas.

Que el mundo es de la gente de pasta no es un secreto para nadie, pero últimamente esto se ha enconado, paseando por Santander toda la vida se ha visto mucho “don cojones”, pero ahora es que estos mismos señores han tomado la delantera y el clasismo endémico de nuestra querida ciudad se está multiplicando por mil.

¿Qué porqué no tiran hoteles de lujo en Málaga?, ¿seguro que hace falta respuesta?

Demos un rodeo en la respuesta, allí las carreteras son rectas como la cabeza de un calvo, pero tienen autopistas hasta para ir al Carrefour.

Nosotros nos tenemos que dejar los cuernos en un árbol si queremos subir Carmona, comprar rosarios por docenas cada vez que subimos al escudo en invierno o dar la vuelta por Oviedo o por Bilbao si queremos pillar un AVE hacia Madrid y así hasta el infinito.

Tú eres muy joven pero tenías que haber visto los peligros cuando yo era niño, o el camello, o 50000 sitios, tantas cosas que hacían de Santander un lugar maravilloso para los niños de aquella época, hoy parece que le han dado la vuelta a todo.

Yo no sé qué está pasando en Cantabria, parece mentira que no sepan lo burros que podemos llegar a ser, por las buenas somos muy buenos, pero el día que digamos hasta aquí hemos llegado se va a liar la de Dios.

Vuelvo a repetirte que me ha gustado mucho tu entrada y el video es muy “aleccionador”, jeje.

David García Verdejo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
David García Verdejo dijo...

Da las gracias de vivir en Cantabria, oprque no te puedes imaginr la cantidad de playas preciosas que hay por el Mediterráneo que se han ido a la mierda por la construccion y el ansia de los constructores por sacar tajada.

Aquí, resulta que protestamos por un puto chiringuito de madera, (arquitectura ecológica, se llama) situado en las dunas de una playa, pero nos parece lo más normal (no a nosotros, la sociedad, si no al Gobierno) construir urbanizaciones sobre las dunas extintas de Somo, o, ya que hablas de Oyambre, ese puto campo de golf que estabn dispuestos a hacer en la parte occidental de la playa, y que han tenido que ser los propios vecinos los que frenen la obra con firmas.

Si de verdad, la Ley de Costas sirviera para algo, todo aquél edificio que incumpliera la norma, se debería derribar. Ya se hizo con un chiringuito de Ajo, donde, por cierto, hay ejemplos clarísimos de construcciones sobre las mismas rocas de la playa. Y no exagero. Pero como son anteriores... Me tocan mucho los cojones estos hippies naturistas cortarollos, que en lugar de preocuparse de problemas naturales auténticos, se dedican a cargarse las pocas cosas que son útiles. Porque un chiringuito DE MADERA no daña la naturaleza en absoluto. No más que el propio uso de El Puntal como una playa pública. Y puestos a rizar el rizo, podríamos prohibir el uso de las playas a la gente, no vaya a ser que se desgaste, o se quede sin arena por culpa de los cubitos de los niños.

Lo hice yo dijo...

Amén hermana.

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